El Trastorno Atencional con Hiperactividad (TDAH) en los niños es bien reconocido y, se caracteriza por disfunción atencional como el aspecto que más dificultades produce en la vida cotidiana del niño. Es posible que el trastorno no se diagnostique sino hasta la edad adulta, estableciendo una continuidad que generalmente pasa desapercibido. Llamativamente han aparecido variantes de inicio en la edad adulta y cuadros menos típicos como trastorno atencional con hipoactividad.
¿Qué es el TDAH en el adulto?
Es un desorden que se manifiesta por fallo en la atención, hiperactividad e impulsividad en la adultez. El fallo atencional significa que empieza la tarea, pero el sujeto no puede permanecer “enfocado” en un tema, se distrae y no logra concentrase en el problema. “La mente parece estar en otro lugar”, aún en ausencia de cualquier distracción obvia.
Se acompaña de hiperactividad con movimientos permanentes e innecesarios, inquietud persistente y llamativa. El desorden se completa con trastornos en el manejo de los impulsos, tomando decisiones a veces graves sin considerar las consecuencias en la familia, el trabajo y en las relaciones sociales.
¿Cuáles son los síntomas en el adulto?
El diagnóstico puede establecer un verdadero desafío clínico, pero tiene manifestaciones que ayudan a identificarlo.
Durante las conversaciones se distraen ante estímulos irrelevantes, manejan mal los tiempos y no planifican sus actividades diarias con dificultad en mantener el orden de la tarea.
En la profesión se distraen en las conferencias y en el estudio no toleran lecturas prolongadas, lo cual perjudica su labor.
En el trabajo son buenos iniciadores de tareas pero nunca las terminan, con dificultad en seguir las instrucciones. Pierden cosas necesarias para su trabajo y uso personal.
En la casa no prestan atención, parecen distraídos, no escuchan, interrumpen en forma inapropiada, olvidan compromisos simples.
Socialmente, olvidan reuniones, citas y desconcierta su impuntualidad.
Es habitual que estos pacientes sean hiperactivos, movedizos, inquietos, se levanten frecuentemente de los asientos, muevan las piernas, toqueteen las cosas o jugueteen con objetos, presenten dificultades para esperar su turno en las filas e incluso interrumpan en las conversaciones.
¿Cuáles son las consecuencias graves?
- Pérdida de sucesivos empleos: dificultad por no cumplir con los horarios. Fallos de planificación con errores graves.
- Fracasos frecuentes: conflictos familiares, altos índices de divorcios y planes fracasados. No pueden asumir compromisos persistentes
- Fallos académicos: adultos jóvenes que intentan varias carreras y no finalizan ninguna. Luego de varios intentos terminan con bajos niveles educativos, a pesar de ser personas inteligentes
- Severo impacto económico: retroceso económico con malos resultados y posterior sensación de “ser un fracasado”, lo que lo vuelve más impulsivo, con disminución de la autoestima
- Aumento de accidentes de tránsito: por distracciones frecuentes
- Abuso de sustancias y alcohol: que pueden llevar a actos delictivos graves
- Personalidad antisocial: con frecuentes problemas asociados a fallos en el control de los impulsos.
¿Cómo se diagnostica el TDAH?
El diagnóstico de TDAH es complejo porque el síndrome puede ser predominante atencional, predominantemente hiperactivo (actividad motora excesiva) con impulsividad y, en algunos es hipoactivo (con escasa actividad motora) lo que aumenta la dificultad diagnóstica.
Puede simular depresión y, a su vez, por las dificultades propias del síndrome ocasiona depresión, es decir que la relación es bidireccional. Puede además asociarse a otras enfermedades psiquiátricas, trastorno bipolar y a trastornos psicóticos.
Un cuidadoso interrogatorio puede identificar el diagnóstico, debido a que no existen métodos paraclínicos que lo demuestre. Las pruebas neuropsicológicas pueden ser de ayuda con perfiles atípicos, con fallos atencionales sin alteración de la memoria y con trastornos ejecutivos.
Hallazgos que si bien son característicos no son bien reconocidos
- Trastornos del sueño, especialmente insomnio de iniciación
- Desregulación emocional, mala tolerancia a la frustración, irritabilidad y labilidad del humor
- Distractibilidad con pensamientos de “corta vida” (sensibilidad diagnóstica del 90%)
- Alteración de la función ejecutiva, con dificultad en la organización, desvíos de la atención, frustración por falta de resultados, fallo emocional y en el monitoreo de sus conductas.
¿Cuál es la causa?
Se trata de una compleja combinación de factores genéticos, biológicos y ambientales. El TDAH posee una heredabilidad de un 70%, con distintos genes implicados. Neuroimágenes estructurales y funcionales han encontrado, diferencias en volumen de algunas estructuras cerebrales y han demostrado mayor densidad del transportador de dopamina en regiones profundas del cerebro en adultos, sin embargo, estos hallazgos se deben tomar con cautela y los síntomas clínicos son los que avalan el diagnóstico.
¿Cómo es el tratamiento?
El tratamiento se basa en psicoterapia (conductual e intervención psico-social) y secundariamente en tratamiento farmacológico con estimulantes, metilfenidato, anfetaminas y atomoxetina.
Factores protectivos: el ejercicio sostenido tiene un importante rol, disminuir las conductas hostiles de padres baja los altos niveles de impulsos no controlados.
Un elevado índice de inteligencia reduce el riesgo de síntomas persistentes o al menos los minimiza.
Conclusiones
El TDAH en adultos es un diagnóstico sub-estimado por los médicos por identificarlo únicamente como una entidad de los niños a pesar de que ocurre en 2-4% de la población adulta y de las graves consecuencias en la vida diaria.
El TDAH en adultos puede mimetizar otros cuadros psiquiátricos conduciendo a un diagnóstico erróneo. El tratamiento farmacológico suele ser efectivo.
-Prof. Dr. Roberto Giobellina. Director médico Instituto Modelo de Neurología Lennox.